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Recuerdo un día en el que estaba trabajando y escuche gritos en el despacho de al lado, una frase… solo una frase, cambió radicalmente la forma en la que mi compañera veía su empleo.
Su jefe estaba estresado por las cuotas de ventas y la presión. ella entró a preguntarle unas cuantas cosas, para sacar adelante las tareas que le había pedido, iba con prisa, totalmente consciente de que el tiempo de su jefe era muy limitado, por eso lo llevaba todo organizado.
Ya desde la primera pregunta le grito, diciéndole que era una inútil y que eso que ella le preguntaba ya tenía que saberlo. Ella se puso nerviosa, se bloqueó y no pudo preguntar más, se quedó callada… y sin más miramientos, le dijo que saliera de su despacho y que se buscara la vida. Cuando la vi estaba pálida, no podía articular palabra, se sentó y empezó a llorar, ella también estaba estresada, tenía que dar resultados sin información suficiente.
Con el paso del tiempo su rendimiento disminuyo, no paraba de auto-juzgarse, de sentirse mal consigo misma por no llegar al trabajo que le pedían, tenía una ansiedad permanente, pues la presión era enorme, la actitud de su jefe cada vez iba a peor, así que llego el momento en el que se rindió.
Ella tampoco fue capaz de hablar con él y decirle cómo se sentía, finalmente, un día me dijo que dejaba el puesto y se marchaba, que no estaba hecha para trabajar en ese entorno y que ya no podía más. Perdió su autoestima y aunque tenía una carrera universitaria, experiencia de sobra y hasta idiomas, se marchó de allí.
Después me enteré que estaba trabajando para una empresa familiar en donde la trataban peor -si cabe-, pero en la que llevaba desde que salió de la compañía, había perdido el amor por su trabajo y la ilusión y ya no se quería mover de allí, porque sentía que esa era el trato normal que debía recibir.
Todo esto se hubiera evitado si este jefe hubiera sabido usar la asertividad y claro, si su nivel de comunicación no fuera tan básico y jerárquico, era de estos personajes que te encuentras en las empresas, que se creen perfectos, pero que a su paso van causando estragos al personal, allí por donde van pasando.
Sin embargo, mi compañera lo paso tan mal que comenzó a ser una persona tóxica. Ella tampoco uso la asertividad, de hecho lo único que hizo fue quedarse callada con quien debía hablar y amargada como estaba se dedicó a rajar del jefe a su espalda, pero jamás se enfrentó a él.
Como ves en esta historia cada uno tiene una gran parte de responsabilidad, él no le habló bien y el contenido del mensaje y su actitud no fueron los correctos y por otra parte ella tampoco supo expresar lo que sentía a la persona indicada por lo que el problema fue creciendo hasta que ninguno de los dos pudo seguir trabajando bien con el otro.
¿Qué nos dice esto? Que ninguno sabía cómo comunicarse bien.
¿QUE ES LA ASERTIVIDAD?
La asertividad, es la capacidad de expresar sus pensamientos y sentimientos, de hacer respetar sus derechos y punto de vista, sin dejarse vapulear, ni manipular.
Decir lo que piensas y sientes, pero sin dañar o herir a la persona que te escucha y por otra parte permitir que los demás expresen sus sentimientos y pensamientos.
Seguramente entenderás mejor esta situación si has pasado por algo parecido, por eso quiero contarte lo que sí puedes hacer para usar la asertividad a tu favor siempre.
Todos somos humanos y cometemos errores, estamos en un mundo en el que lo que vale son las ventas y el éxito, nada más, ni nada menos. Por eso una persona que esta con ansiedad tiende a no pensar por el agobio que tiene, por la presión que sufre y es en estos casos en donde podemos aprender a reaccionar de forma diferente para hacer de nuestras relaciones las mejores y que podamos comunicarnos de una manera eficaz.
Por el concepto, esto parece sencillo, pero solo cuando de verdad comprendemos que nuestras palabras pueden llegar a ser como dagas y que en realidad hacen mucho daño, nos damos cuenta de que cada cosa que decimos se queda para siempre en la mente de las personas.
Las palabras no se las lleva el viento, no lo olvides nunca.
Así que si te encuentras envuelto en un caso así recuerda:
- Observa el estado de tu interlocutor antes de hablar: si está estresado, nervioso o preocupado quizás puedas esperar a tener un momento más oportuno para hablar del tema.
- Mantén la calma y hazte dueño de la situación: si tu interlocutor está acelerado no podrá pensar con claridad, pues probablemente su respiración sea rápida y no le permita oxigenar suficientemente el cerebro y soltará cualquier cosa para que le dejen tranquilo.
- Ponte en su lugar y analiza: normalmente creemos que todo es personal y muchas veces las personas reaccionan mal, no ante otros, sino ante la situación del momento, sé empático.
- No te tomes nada personal: porque lo más probable es que no lo sea y si lo es, tendrás que plantearte una charla más abierta en donde puedas exponer lo que sientes y lo que te hace sentir esa persona.
- Respira y cálmate tú: si ves que te trata mal, sencillamente puedes decirle que pare de hablarte así, que entiendes que está agobiado y que no tiene tiempo, la empatía es importante, ponte en su lugar, seguro te lo agradecerá
- Cierra el tema con una posible fecha y hora para hablar de lo sucedido: que te diga el mejor momento de explicarle lo que necesitas y sientes.
A partir de este momento, tendrás la oportunidad de hacer un balance de situación y ver qué ha pasado, cómo ha pasado y lo que quieres expresar
- Tómate tu tiempo para meditar al respecto de lo que quieras hablar, se conciso, honesto y directo, no le eches toda la culpa a la otra persona –no te victimices- y trata de ser equitativo.
- Haz una lista breve de las cosas que quieres decirle a esa persona, buscando el mejor día, hora y lugar para que esté abierto a escucharte.
- Lleva soluciones, no problemas, eso es muy importante.
- Aclara tus emociones, sentimientos y reacciones y prepárate para decir las cosas de forma calmada, no te guardes nada, porque tus sentimientos son muy importantes, recuerda que nadie puede saber cómo te sientes y lo que piensas sino lo dices tú claramente. Nadie es clarividente o lee la mente, (o por lo menos yo no conozco ninguno) por eso ve abierto a escuchar también a la otra parte.
- Deja la ira y pásate a la aceptación, si llegas enfadado no podrás razonar adecuadamente, busca aceptar lo que ha pasado como una situación a resolver, no como un problema.
- Hazle preguntas para saber qué puedes mejorar, para que esta situación no vuelva a repetirse y confía en ti y en tus capacidades
- Seguramente después de la charla saldrás con mucha información y muy importante para que no se vuelva a presentar una situación parecida, así que toma atenta nota y cambia en ti lo que consideres.
- Y por último confía en ti y en tus capacidades, que nadie te haga menos, no te guardes las cosas y cuando hables hazlo desde tu corazón.
«Recuerda qué cada experiencia de nuestra vida está diseñada para que aprendamos»
así que no olvides preguntarte: ¿para qué me ha pasado esto?
y saca el mejor partido de cada situación y persona que se presente en tu vida.
Un abrazo,
Lina
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